Hasta
que no estemos más relajados, no haremos intención de levantarnos. Cuando
creamos estar preparados, volveremos a ponernos a cuatro patas y descansaremos
un rato.
Lentamente nos iremos enderezando,
apoyándonos en un mueble. También doblaremos la rodilla contraria y haremos
fuerza con el brazo, sobre ella para levantarnos.
Cuando ya estemos en pie,
mantendremos las rodillas ligeramente flexionadas, y trataremos de contraer los
músculos abdominales.
Si al intentar levantarnos, sufrimos
otro espasmo de dolor, volveremos lentamente a la posición a gatas, y
descansaremos un rato. En toda la secuencia de movimientos soportaremos cierto
grado de dolor, mucho más atenuado, que el dolor agudo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario