Publicado en Facebook "héroes del pensamiento" grupo de filosofía
Somos
capaces de soportar y tolerar, cierta cantidad de estrés.
Disponemos de mecanismos de defensa y de adaptación, específicos
para ello. De hecho, son sistemas muy desarrollados y "sofisticados".
El problema surge, cuando no somos capaces de metabolizar una
cantidad superior de esa ponzoña silenciosa. Incluso, en un periodo
de tiempo malvive con nosotros. Pero el vaso rebosa,estalla en miles
de fragmentos liberando el contenido. Como un caótico e incontrolado
torrente que supera diques, barreras y defensas. Con tal frenesí que
puede ahogar nuestra existencia.
Pero,
la reacción ante esa agresión, no sólo depende de la gravedad,
sino de la persona que la recibe. Muchas enfermedades, síntomas y
circunstancias; que creemos, son provocadas por el estrés; no lo
son. Las creamos y promovemos nosotros mismos con nuestra negatividad
extrema. Todo depende de nuestra reacción
que puede ser positiva, negativa, acertada, mínima o exagerada (otra
persona en la misma situación reaccionará de distinta manera). Y
cuanto
más estrés recibimos, más suceptibles somos a sus efectos; en una
espiral viciosa y vertiginosa. En una progresión aritmética.
Disminuyen nuestras defensas ante su agresión, gota a gota, una a
una; experiencia a experiencia; lenta e implacablemente.
Probablemente,
el mayor factor estresante, la mayor causa de destilación de esa
ponzoña, no es la sociedad, los hijos, la pareja, el trabajo...;
somos nosotros mismos con el negativismo existencial, la abulia
cotidiana, y el hecho de la pérdida del sentido crítico y curioso
de todo ser humano.
“Lo
que ahoga a alguien no es caerse al río, sino mantenerse sumergido
en él”.
Paulo
Coelho
Recomendaciones ante el estrés |
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